Concéntrate. Apunta hacia algún lado. Algún tema. Filosofía, religión, política, fórmula 1?...nada de nada aun. Sigo con la mente en blanco. Vuelvo a olvidar que no debemos tener objetivos, metas. Cuando tenemos metas, objetivos, la mente se distrae y perdemos el ahora. Lo que vivimos en el momento, que es lo que importa. No el pasado. No el futuro. Es el ahora lo que importa. Vivir como una nube blanca dice el Maestro, que flota en el aire, no va a ningún lugar. Donde la deja el viento, esa es su meta, su objetivo, su lugar. Me gusta. Vive el aquí y el ahora. Donde estés, ese es tu lugar, tu meta.
Maldito letargo. Maldita falta de ideas. Maldita desconcentración. Agoniza el año. A recibir el próximo bajo los efectos del alcohol, entre abrazos y cursilerías de amigos, de viejos amigos a los que solo logras ver el maldito 31 de diciembre. Como si no existiesen los teléfonos móviles, el Internet, los sms. Precisamente el 31. No puede ser el 5 de febrero, el 22 de septiembre. No. Tiene que ser el maldito 31. Justamente cuando andas de un lado hacia otro, por el parque del pueblo. Deteniéndote por un minuto entre amigo y amigo, con el alcohol circulando por tu sangre, afectando tus neuronas, disminuyendo tus reflejos, cuando ya no escuchas nada de lo que te dicen. Y volver a pasar otro maldito año sin verlos...hasta el próximo 31 de diciembre.
3 comentarios:
Hola gracias por tu visita y por tus palabras, tu refugio me gusta, es tan inusual como lo describe Sabina, felices fiestas y qeu el 2006 tu blog quede cada dia mejor.
La noche que Guillermina
no contenta con la patria potestad
y el ático en Concha Espina,
quiso el Volvo en propiedad,
tirado en una cuneta
me desperté,
a dos leguas de El Café,
con una maleta al hombro
llena de escombros
y un bollo de pan de ayer.
"Le hemos echado de menos"
me dijo el bueno del barman que me sirvió,
vaso largo y con limón,
la misma copa de ron
que, el lunes va a hacer un año,
me dejé en el mostrador.
Después de pagar dos rondas
(tres, contando la del baño)
recuperé,
entre la condesa y Julio,
mi escaño de contertulio,
mi carné de fundador
de la mesa más redonda
de El Café de Nicanor.
Estaban Gámez el astronauta,
Gastón el flauta, Mari la tetas,
el novillero poeta con su mujer,
el pobre don Agapito
y un camellito sin dientes
paisano de un primo hermano
de algún pariente lejano
de Ana Belén.
Asociado en sociedad
con tales socios,
se pueden imaginar
que los amores van mal,
la salud ni fu ni fa
y no van bien los negocios.
Se nos sube a la cabeza
la espuma de una tristeza
crepuscular,
el óxido de los días,
las utopías con hielo,
el azul galimatías
del cielo según san Juan,
un calcetín con tomate
y el último disparate
de Nicanor,
que cuando le preguntaron
si había estado enamorado,
como es un hombre sincero,
"yo, no señor -contestó-,
yo siempre fui camarero".
me gusto este post, estuvo algo así como muy orginal...
no soy escritor, solo tecleo... jajaja solo tecleo!!!
abrazos mi queridisimo amigo pedro.
Interesante tu blog.
Por acá apenas conociéndolo.
Un abrazo!
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