01 mayo 2008

Divariando…

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Otra cerveza que se agota, otro cigarro que se apaga. Se hacen escasos los momentos como este, en peligro de extinción se atrevería uno a afirmar. Las responsabilidades se amontonan, crecen las expectativas. La gente a veces suele esperar mucho, y uno que otro se cree que nació para líder. Se cree que un buen líder piensa en el bienestar del grupo, y echa a un lado sus propios intereses. Se debe velar por la manada, y sobre todo socorrer a los más débiles. La naturaleza rebosa de ejemplos, uno de los más notables los gansos.

Las interrogantes reverberan en el cerebro. Se entrecruzan las ideas. En un segundo pensamos en algo, al otro, cambiamos velozmente de pensamiento. Vertiginosamente, si, esa es la palabra que define mejor eso. No hay estilo, no hay línea de pensamiento. Solo dejar salir ideas, sin orden alguno. Hay muchas interrogantes. Dice Sabina en “Postal de La Habana”: Y en vez de las respuestas que buscaba, un ciclón de preguntas me esperaba. Me gusta buscarle la razón de ser a las cosas, y entiendo que todo tiene una explicación. Parece que no es así. Parece que yo espero mucho, que soy muy ingenuo.

Entre las ocupaciones diarias queda poco tiempo para leer. Saramago y Cortázar se han quedado un poco relegados. Benjamín Pardo está a la mano. “Mala gente que camina”, un relato de los niños que les eran quitados a las madres republicanas durante la guerra civil Española. Me gusta la narrativa, cautivadora, mantiene en vilo. A penas llego al tercer capítulo, acuso falta de tiempo.Nadie dijo que la vida iba a ser fácil. Es verdad. Pero al menos esperaba que la vida se rigiera por principios lógicos, aunque suene a predecible. A veces es tan difícil estar con la persona que queremos. Si, las cosas nunca salen como queremos. Me confieso “control freak”. Me desespero cuando las cosas no salen acorde a lo planeado. Tremenda manía la mía.