25 noviembre 2006

Playa Blanca

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"Un pueblo con acceso al mar, es un pueblo con acceso a la imaginación". Eso lo dijo Rubén Blades en una entrevista incluida en “Encuentro”. Yo no tengo objeciones. A pesar de que iba muy poco a la playa gracias a los nervios de mi querida madre, me siento afortunado de haber nacido en un pueblo costero. A pesar del gran temor, o debiera decir respeto que le tengo al mar, este para mí es un mundo de posibilidades, done le doy rienda suelta a mi imaginación. Me fascina ir a la playa, aunque lo haga muy poco, a pesar de no nadar; me gusta ir y sentarme en la orilla, a contemplar el majestuoso mar, dejar que mis ojos se pierdan en el horizonte, que mi mente divague en dimensiones desconocidas.

Playa Blanca para mí es una especie de santuario. Playa Blanca es como ese momento de silencio en medio del ruido, como esa palabra de aliento justo cuando estamos a punto de rendirnos. Playa Blanca es parte de mi alma. Yo la siento como parte integral de mí. Playa Blanca es un refugio perfecto para conjugar soledad, tranquilidad e imaginación. Es el último remanso de paz en una población envidiosa, mezquina, incomprensible. Es increíble como se puede hacer una transición tan rápida con el simple hecho de caminar. Monte Río, en mí natal Azua De Compostela, que es la playa hermana de Playa Blanca, suele ser un lugar muy concurrido. Personalmente la considero un lugar sin ningún atractivo, y hasta un poco sucia. Pero caminar unos pasos más allá trae como recompensa a Playa Blanca.

¡Cuánto daría yo por estar allí en estos momentos! Estos han sido para mí días estresantes. Aunque no tengo ningún problema de salud o algo por el estilo, han sido días en los que me he sentido un poco mal. Toda la tensión acumulada solo me hace desear irme a Playa Blanca. Sí, irme allí, tumbarme en la arena, fundirme con la naturaleza. Dejar que mi mente flote, que mis ojos se pierdan en el horizonte, que la suave brisa me haga compañía. Irme a Playa Blanca es justo lo que necesito.

17 noviembre 2006

El Arte de Complicar las Cosas

8 comentarios
Voy a tener que sumergirme en los laberintos de la psicología a ver si puedo encontrar algunas respuestas. Yo aún no logro entender como es que hay seres humanos con la insidiosa capacidad de hacer de un vaso de agua una tormenta. No comprendo por qué hay gente que insiste en complicar las cosas. Yo no soy perfecto, y tengo que confesar que en determinados momentos de mi vida he hecho lo mismo, pero no es una característica mía. En los momentos en que hice semejante cosa, lo hice para conseguir algo. Pero nunca jugué con temas delicados, entre los que se encuentra la salud de las personas y el bienestar mental de nuestros seres queridos.

Conozco gente alarmista por naturaleza, y que a pesar de haber metido la pata en incontables ocasiones, no aprende de sus errores. Para uno hacer determinados comentarios, debe pensar en las consecuencias que ello puede acarrear, debe tomar en cuenta la posible reacción de la persona a quien va dirigido el comentario, más aún si se conoce a fondo a dicho sujeto. Pero parece imposible que el alarmista cambie.

Del otro lado encontramos al recipiente del comentario, que conoce perfectamente al alarmista, no obstante toma como valederas sus palabras en determinados momentos. La gente puede llegar a ser tan obstinada a veces, tan obtusa, tan estupida. Yo no logro asimilar el por qué de situaciones como esta. La gente no puede estar cerrada al dialogo, a los puntos de vista de otros que conocen el caso sobre el cual se ha hecho el comentario. Es necesario conocer la opinión de los que se ven envueltos en la situación, y especialmente constatar por sus propios ojos que la misma no es tan grave como afirma el sensacionalista.

Con el paso de los años, y fruto de las experiencias que me ha tocado vivir, he aprendido que debemos medir bien nuestras acciones. Hay ocasiones en las que es mejor callar, puesto que hablar solo daña las cosas. Hay personas que no tienen la capacidad, y esto es incomprensible, de tratar de ver todos los ángulos del problema. No me puedo explicar como es posible esto, cuando todos tenemos cerebros similares, con las mismas neuronas. Algunos dirán que no todos podemos ser iguales, y estoy totalmente de acuerdo con eso. Pero creo que tener un poco de sentido común no es algo que esté vedado a todos los seres humanos. Se supone que somos una especie civilizada, no cavernícolas cazadores.

13 noviembre 2006

Desaparecido

6 comentarios
No he sido raptado por aliens, ni secuestrado por ninguna guerrilla, ni nada por el estilo. Es solo que estos han sido días complicados, con poco tiempo disponible. Aunque ustedes no lo crean, en los días pasados he intentado escribir unas 4 o 5 ocasiones, y no logro pasar del primer párrafo. Para escribir necesito mucha tranquilidad, de modo que mi mente se sienta libre de ataduras y deje fluir las ideas normalmente. A pesar de tener dos o tres temas que considero buenos compartir con ustedes, no me ha sido posible. Solo espero que las cosas retomen el curso de la normalidad en los próximos días.

A todos los que han comentado el post anterior, sinceramente gracias. Perdonen la indelicadeza de no haber contestado sus comentarios, pero no he encontrado el momento adecuado para hacerlo. Muchas veces las cosas aparentan ser de un modo, y terminan de otro. Solo resta tener paciencia y un poco de fe, aunque a mi personalmente me resulte tan difícil poseer esa cualidad.

Hoy es un día en el que no quisiera trabajar, en que no quisiera estar en la oficina. Pero no podemos evitar el deber. Mi mente está fuera de aquí, a pesar de que no suelo llevar las cosas personales al trabajo. La presión es un poco grande, y yo, que a todo le doy mucha mente, no he podido evitarlo.